Uno de los tantos placeres de mi nuevo trabajo en una fundación. Estoy feliz, pero me está matando la ansiedad por el cambio. Todavía no me acomodo supongo, a esto de marcar mi ritmo, de que el fin de mi trabajo me mueva más que el sueldo, que lo que hago o dejo de hacer genere tanto impacto en la cadena...esas cosas.
No encontré mejor manera de canalizar la ansiedad que comer. No podía salir a correr, contar ovejas, o mascar chicle. Tenía que comer como si se viniera la última plaga. Y así descubrí una nueva manía, la de sacarle fotos a la comida. Revolviendo mis fotos, me di cuenta de que es algo que hago hace tiempo, y así me traje recuerdos de todos lados del mundo.
Hoy elijo mate y bizcochitos, pero he tenido platos de lo más diversos...
Quiero seguir comiendo por el mundo...