domingo, 8 de diciembre de 2013

IV - Decisiones y ser Generación Y



Estoy en una encrucijada, y mis amigos no paran de recomendar que escriba al respecto. Que escriba y baje todo lo que da vueltas cual torbellino en la cabeza.

El problema de las decisiones, es que son de una y una sola. No hay forma de solidarizar las decisiones, no hay forma de que otro las tome por vos. Es el momento en que más contención necesitás, y en que más en soledad te sentís.

Tengo que pensar en hoy, o decidir proyectando el mañana? Tengo que pensar en lo que me hace sonreír ahora, o en cómo llegar a lo que me va a hacer sonreír en 5 años?

La Generación Y estamos en un gran vacío entre formas de pensar. A la hora de conseguir consejos, escuchamos cómo nuestros padres baby boomers nos dicen que tenemos que asegurarnos un futuro. Mientras, nuestros amigos, nos incitan a vivir el hoy, el ahora, porque nunca se sabe lo que va a pasar mañana y porque el mercado al que pertenecemos está en constante cambio. Según esta nueva teoría, nada mejor que una persona cambiante, que se supo ajustar a diferentes contextos y experiencias para sumarse a las organizaciones de hoy. Una persona con bagaje y mundo. 

Y entonces hoy, me encuentro en una bifurcación en el camino. En una esquina del ring, tenemos ese laburo en otro país, defendiendo una causa, viviendo con poco, conociendo mucha gente. Es mudarme fuera de mi casa, lejos de las comodidades que da tener la familia cerca, lejos de los amigos.

En la esquina contraria, está el salto a otro desconocido. Buscar un laburo en la ciudad, irme a vivir sola, poner en práctica el oficio, aprender de los que saben, encontrarme en la locura de Buenos Aires. Probar algo que parece mas seguro para todos, pero que implica una pequeña revolución en mi cabeza.

Y entre esos dos caminos estoy. Pidiendo opinión al mundo entero, pero sabiendo que en dos días la decisión va a depender de mi y solo de mi. Y que me puedo equivocar. Más precisamente, que muchas veces en los próximos años, voy a pensar que me equivoqué. Pero si el Universo me acompaña, también voy a sonreír para adentro muchas veces, sintiendo en lo más profundo que fue la decisión acertada. La ironía, recae en que este escenario se va a dar con cualquiera de las dos opciones.

Y por eso, Lucy, sigue pensando. Frustrada por tener que preocuparme por "la carrera", esa palabra que dice todo, cargada de sentido. Interesada en que cualquiera sea la decisión, me llene de experiencias y me exponga al mundo. Ambas opciones tienen una cosa en común, y es sacarme de la comodidad y lo conocido.



Una parte de mi, piensa que todo va a estar bien. Es el costado corajudo, que de vez en cuando se asoma para llenarme de seguridad, y dejarme pensando que voy a lograr lo que me proponga. Porque la experiencia se me va a ver en los ojos, y voy a poder sumar en cualquiera sea el rol.

Pero de vez en cuando, se asoma mi otro yo. El que escucha que ya estoy mayor para arriesgarme, que debería estar sentando cabeza.

Y así vamos llegando al día de la decisión, con mucho vértigo, y valorando a esas personas que lo vieron en mis ojos y me invitaron a un café. Entonces entiendo, que tomar una decisión pensando en seguir teniendo a esos iluminados cerca, no es una mala decisión…


(imágenes via Pinterest y Daily Dishonesty)