sábado, 10 de agosto de 2013

Chocolate y solo chocolate


Esta última semana estuve fuera de la ciudad por el laburo. Y cuando digo fuera de la ciudad, quiero decir en el medio de la nada, rodeados de sierras, sin señal de celular, menos aún conexión a internet.

Debo decir que el primer día costó, y me atacaba la culpa de no estar contestando mails a full. A las horitas ya me sentía mas cómoda con esto de no estar pendiente del teléfono. Más aún, porque no era una decisión propia, sino que básicamente no me quedaba otra. Una linda desconexión forzada que hizo bien para bajar un cambio. Con mis jefes ahí en la misma, me podía quedar tranquila y hacer respirar a la workoholic en mi.

Pero lo que más nos costó de estar en el medio de las sierras, era no tener un kiosco cerca.  Andábamos todos desesperados, rogando que alguno se hubiera abastecido de chocolates en la mochila para calmar la ansiedad.

Benditos sean los kioscos de Buenos Aires y esos gloriosos momentos en que una se para frente a la góndola abrumada con las opciones y sin poder decidirse. Últimamente, esta tradición me está haciendo más ruido, porque alguna vez cometí el error de leer las tablas nutricionales de las golosinas. Las calorías no me interesan, realmente, porque creo en el poder sanador de un chocolate con dulce de leche de vez en cuando.

Lo único que viene zafando en Buenos Aires son los alfajores, que en algunas versiones, se mantienen fieles a sus recetas originales. Cuando viajo, me obsesiono con probar esas opciones orgánicas que empiezan a ganar mercado en las grandes ciudades de Brasil, Europa o Estados Unidos. Una de ellas es UNREAL, una marca de golosinas sin aditivos artificiales o aceites hidrogenados.

Y como a mi me puede el marketing, aplaudo su campaña y concepto de "candy unjunked".




Cuidado Reese´s, Snicker, M&M´s, porque se les va a mover el piso...



(imagen via Iheartinspiration.com)




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